Quincallería: recomendaciones para su elección, especificación, instalación y uso.

Partimos de la base que un buen cerramiento debe necesariamente conjugar un conjunto de funciones o requerimientos tales como:

  • Control ambiental, que es la capacidad de controlar el paso de luz, calor, sonido, aire, agua, vapor, control de la condensación.
  • Resistencia, que es la capacidad de resistir las solicitaciones mecánicas debido a compresión, tracción, flexión, corte, torsión, choques, vibraciones, ciclos de presión y contrapresión.
  • Seguridad, que es la capacidad de controlar la propagación de llamas, el peligro de rompimiento, daños al usuario y el pasaje de personas o animales.
  • Capacidad de absorción de variaciones de dimensiones debido a errores de fabricación, errores de posicionamiento, fenómenos térmicos, hidrotérmicos y de asentamientos estructurales.
  • Aspecto, que es la capacidad de controlar modificaciones de forma derivadas de las solicitaciones sometidas y la capacidad de mantener en el tiempo el aspecto especificado.
  • Durabilidad, que es la capacidad de mantener en el tiempo la prestación provista inicialmente y el respectivo nivel en condiciones de mantención y contexto especificado.
  • Economía, tener un costo inicial completo conocido y tener un costo de mantención y depreciación también sabido.

Vemos que la quincallería tiene incidencia directa en cada uno de esos requerimientos, ya que son los elementos o dispositivos que permiten la unión y armado, la movilidad, la función de apertura o cerrado y le otorgan al sistema las características de sellado, estanqueidad, aislamiento y parte de la belleza estética. De ahí la importancia de una correcta especificación, instalación y utilización de éstas.

Dependiendo del fabricante, las quincallerías también reciben las denominaciones de accesorios o
componentes en los distintos catálogos de ellos.

La variedad de soluciones es muy grande dependiendo del tipo de cerramiento, de la funcionalidad exigida por la línea y por las características estéticas requeridas por el proyecto. Sin embargo, de acuerdo a su funcionamiento las podemos clasificar en los siguientes grupos:

  • DE FUNCIONAMIENTO MECÁNICO: Éste es el grupo mayoritario, donde encontramos cerraduras, manillas, cierres multipunto, pestillos, cerraduras antipánico, quicios mecánicos, bisagras, burletes, felpas, etc.
  • DE FUNCIONAMIENTO ELÉCTRICO: En este grupo encontramos todos los tipos de motorización de puertas, ventanas, portones, lucarnas, persianas etc, y la automatización de los mismos conocido como domótica, cerraduras eléctricas y sistemas de control a distancia.
  • DE FUNCIONAMIENTO HIDRÁULICO: En este grupo encontramos los quicios o cierrapuertas tanto de pavimento como aéreos o empotrados y todos aquellos elementos que permiten el control hidráulico de un cerramiento.

Por otro lado, de acuerdo a la prestación o servicio las podemos clasificar en las siguientes categorías:

  • DE ENSAMBLAJE O ARMADO: Elementos de unión de las distintas partes de un cerramiento. Escuadras de armado, cuñas, uniones en T o cruz, etc.
  • DE MANIOBRA: Elementos de vínculo y desvínculo de la parte móvil con la parte fija de un cerramiento. Cremonas, cerraduras, cierres multipuntos, mecanismo para oscilobatiente, etc.
  • DE MOVIMIENTO: Elementos que permiten el movimiento o desplazamiento de la parte móvil de un cerramiento. Bisagras, brazos de proyección, carros etc.
  • DE PUESTA EN OBRA: Elementos de fijación, alineación o encuadre del cerramiento en el vano. Fijadores, cuñas de registro, cuñas de expansión, reguladores de distancia, etc.
  • DE SERVICIO: Elementos que absorben funciones complementarias. Limitadores de apertura, cierrapuertas, cerraduras antipánico, actuadores eléctricos, comandos a distancia, etc.

La elección y especificación de la quincallería a utilizar vendrá entonces dada por las características del cerramiento a emplear y las exigencias particulares de la obra, ya sea por su complejidad como por su ubicación geográfica.

Basados en la experiencia y revisando las recomendaciones de los fabricantes podemos puntualizar algunas consideraciones a tener en cuenta en el momento de la elección, especificación y uso de las quincallerías:

1. Informarse adecuadamente de las alternativas de soluciones disponibles en el mercado al momento de proyectar un cerramiento, a modo de evitar la utilización incorrecta y la sobreexigencia de quincallerías no adecuadas.

Es cada vez más normal encontrarnos con sistemas de cerramientos donde la quincallería viene precalificada para asegurar precisamente un resultado final óptimo del cerramiento. En este caso, la elección de la quincallería es realizada por el fabricante del sistema de cerramiento; incluso, en algunos casos solicitando al fabricante de quincallerías desarrollos especiales para ellos.

Sin embargo, en mercados como el nuestro todavía es común encontrarnos con quincallerías universales que se adaptan a varios sistemas de cerramientos y cuya elección está en manos del instalador.

2. Atenerse estrictamente a las especificaciones técnicas y recomendaciones de los fabricantes de quincallerías que habitualmente informan a través de sus catálogos técnicos.

Al respetar los límites de solicitaciones máximas contemplados para cada elemento -ya sean pesos máximos, dimensiones máximas, tolerancias mínimas y máximas, incluso temperaturas máximas y mínimas permitidas- estaremos asegurando un correcto funcionamiento del sistema de cerramiento y le otorgaremos al sistema la seguridad proyectada tanto para el usuario, como para la comunidad en general.

La rigurosidad en la observación de estas recomendaciones y el cuidado de una correcta instalación le permitirá también al instalador hacer efectiva la garantía de los productos cuando la ocasión lo requiera.

Dentro de los problemas más recurrentes que nos encontramos en nuestro mercado
podemos mencionar los siguientes:

  • SUBDIMENSIONADO DE LA QUINCALLERÍA UTILIZADA TANTO EN LA CALIDAD COMO EN LOS LÍMITES DE PRESTACIÓN: Este es uno de los problemas más comunes que produce una sobreexigencia de los elementos empleados. Aparentemente, se produce con la idea del instalador de «abaratar el costo» general del cerramiento, lo que en la experiencia práctica nos demuestra que produce precisamente el efecto contrario.
  • SOBREDIMENSIONADO DE LA QUINCALLERÍA: Es el caso contrario al punto anterior, produciendo igualmente problemas de funcionamiento y lógicamente un innecesario encarecimiento del cerramiento.
  • INCORRECTA INSTALACIÓN: Debido al no acatamiento de las recomendaciones de los fabricantes, redundando esto en problemas de funcionamiento del cerramiento.

 

3. Especificar y usar quincallerías fabricadas con materiales con buena resistencia a la degradación y corrosión o con materiales tratados para este fin.

Como fue tratado en la primera edición de revista Vano, existe una gama muy grande de materiales empleados en la fabricación de quincallerías, todos ellos con diferentes características de comportamiento a factores de corrosión o degradación en el tiempo. Por tanto, se torna muy importante el tipo de material de los componentes de un elemento de quincallería a especificar para tener una buena durabilidad en el tiempo y una funcionalidad estable del cerramiento. Este cuidado debe ser mayor en aquellos elementos que están expuestos como cerraduras, manillas, cierres, pestillos y elementos de sellado y aislamiento como burletes y felpas.

4. Evitar la interacción directa de metales distintos en cerramientos metálicos. En efecto, la interacción de dos metales distintos en ambientes húmedos y/o salinos, o atmósferas industriales, genera lo que se denomina «par galvánico», produciendo teóricamente la
destrucción del metal catódico y una corrosión extremadamente rápida.

En este punto se hace importante especificar quincallerías metálicas que tengan adecuados tratamientos superficiales como anodizado, pintado, galvanizado (ideal camada de 200 g/m2 de zinc), lacado, barnizado. En el caso específico de cerramientos
de aluminio, es ideal el uso de tornillos de Acero Inoxidable Austenítico (AISI 304) para evitar el problema de electrolisis que produciría el tornillo en acero normal con un mal galvanizado o cadmiado. De igual forma cuando se utilicen brazos de acero inoxidable en
cerramientos de aluminio es recomendable que sean del tipo austenítico (304,no ferrítico).

5. Especificar idealmente sólo quincallerías previamente testeadas y certificadas, ya sea por el fabricante como por laboratorios independientes, sobre todo en aquellos casos donde está comprometida la seguridad del usuario como la de la comunidad.

6. Evitar el uso de copias de productos de dudosa procedencia, calidad y que no son garantizados técnicamente.

7. Tener en consideración que todas las quincallerías tienen una vida útil y requieren de mantención periódica para mantener un buen funcionamiento del cerramiento.

Esta información debiera ser entregada por el fabricante a través de catálogos -u otras vías- al usuario.

Finalmente, podemos concluir la gran importancia que tiene la correcta especificación de la quincallería en un cerramiento; sin este necesario complemento, cualquier línea de cerramientos pierde su valor al perder la funcionalidad para el cual fue diseñada, relagando, incluso a un segundo plano sus características estéticas.

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